Sus noches eran ligeras y serenas. Al abrir los ojos, un desasosiego, un hincón agudo le traspasaba el alma. Dormir era su refugio . Así no afrontaba la realidad, las ideas no torturaban su mente.
Dormir era vivir sobre una nube, en paz. La tormenta feroz no atacaba el alma.
No le hablaban de muerte. Mientras dormía.
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