Alicia era una sonámbula . Un ser sin imaginación ni fantasía . Un ente. No tenía ganas de nada. Tenderse en la cama junto a L, y sentir su calor la aliviaba pero tenía el alma herida y no veía solución a sus problemas. Ya había intentado solucionarlos con un cuchillo, justo cuando llegaba L del médico. Anteriormente, hace muchos años tomo tres bolsas de raticida , cayó a la alfombra, y sentía que sus fuerzas estaban abandonando su cuerpo. Antes de cerrar los ojos, pidió perdón a Dios y susurró: Señor, si deseas que yo haga algo que valga la pena, déjame vivir
Recorría su departamento con el alma apretada.
Le aterraba la proximidad de un evento familiar de gran envergadura.
Horrorizada por la cantidad de kilos ganados durante el internamiento y la medicación maldita, contaba los días para enfrentarse al horror. Al pánico de la multitud. A que la gente le quedara mirando sin pudor.
A no saber qué decir.
Alicia esperaba el depósito de su inquilino.
Antes de internarse había cambiado de banco y no se preguntó que tipo de tarjeta era. Eran los nervios y salir huyendo a la protección de su departamento. Ayer , acompañada por Blanquita, fue al nuevo banco. Directamente abordó a la gerente. Eran tales sus nervios, que no podía firmar. Finalmente escogió la cuenta en US que le permitía sacar en efectivo La señorita compadecida abrió esa cuenta con 0 dólares, para calmar a la temblorosa Alicia que ya sentía inminente el ataque de pánico. Regresó con Blanquita a su guarida y ella misma envió los datos nuevos a sus corredores.
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