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jueves, 23 de julio de 2015

Y cómo rampo con paso guerrero
el olvido,
 la  memoria extraviada,
de sus bocas?
Los amigos no recuerdan más.
Cortejar, sonreír,
aplaudir sus chistes, sus poemas 
es el precio de la  memoria de tu nombre. 
Y ellos, dioses del Olimpo,  a quien ganaron?
Si el juego es así, 
prefiero abstenerme y retirarme al ostracismo amable de mis  
fragancias, los arenales.

Volveré a mis dominios  magníficos , 
seré  la centinela de las dunas del desierto,
la gobernadora de mi nombre,  de mi propia paz.

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