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lunes, 20 de julio de 2015

La mujer recién llegada  camina  en círculos dando   grandes voces en una lengua ininteligible , con movimientos como si el mal de san vito fuera presa de su cuerpo, los ojos ciegos de sol.
Una vez desnuda, , se tumba sobre la arena , más no está derrotada.
Vuelven los clamores en lenguas extrañas , que ni un berebere entendería tan extraño parloteo a menos  ningún otro ser que no sea del arenal .
Le acercamos pan y vino .  La mujer con los ojos alelados por el sol, bebe y come de un tirón y pide más . Come y bebe la ración de 20 mujeres juntas y es entonces que el cansancio  la vence .
La  acoderamos a la duna mayor del arenal, protegida de las inclemencias del sol y el viento. 
Al despertar , nadie le preguntará por su nombre ni su lugar de origen.. Ella nos dirá cómo llamarla, si desea ser nombrada de alguna manera, y hará exclusivamente lo que le venga en gana, como buena mujer de las dunas, ella es creatura protegida de ellas y del desierto, donde nadie sabe quien es quien y todas somos como nos da la gana ser.

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