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lunes, 20 de julio de 2015

Así  llegamos un día al arenal  sin saber el día ni la hora, ignorando hasta nuestros nombres.
Simplemente un viento, una paraca nos varó en la arena y nos prendamos de la libertad del arenal , de la calidez de la arena, pero en especial de la libertad ,  caminar sin la pesada mochila de recuerdos inservibles.
Nos apasionamos por el  desierto calcinante, el océano azul, la playa salvaje, y la visión de tres lunas en el cielo alineadas como uñas blancas de niño recién nacido
.
No existe el  pasado ni futuro aquí. Solo presente  y un profundo desprecio de nuestra propia realidad, a la que dimos la espalda , al ser varados por el viento de la paraca.

Las mujeres de las dunas deambulamos ignorantes de todo hasta de nosotros mismas.
Ligeras de equipaje, nada recordamos , solo lo inmediato, no hay culpa, ni pesadillas
.
Así caminamos felices , usando los sentidos  , sin pensar mucho,
sintiendo ,como quien dice, como los animalitos, con los instintos.

única forma de vivir feliz sin s problemas 
eso se los aseguro yo , es ley aquí en el arenal.

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