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lunes, 6 de julio de 2015

Apura, 
sacude vigorosa  las alas 
de la  escarcha de los inviernos 
 polvareda sucia y  densa,
pegada  a mi cuerpo de ave.
Al  remontar el vuelo al cielo,
se desprenden    kilos de plumas, de penas,
de medicamentos miles, inútiles ya
de soledades que ya no son más,
y sonrío entre las nubes , 
ingrávida y libre , celebro el mar,
mi casa a su vera,
la salud nueva, la amistad de un poeta,
el amor de mi esposo.
Y es tan grande mi alegría,
por arañar las luces diáfanas de la aurora,
que río sin parar ,
desde el ocaso hasta tocar la luna.

No todos tenemos la suerte ,
el privilegio
de contar con un gran amor , y un amigo poeta,
de talento excepcional.
Ambos con almas tan grandes,
que no quepan
en mi casa de muñecas ,
repleta de sueños y de libros.
Colmada de amor.


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