El invierno me aterroriza.
Envuelve mis mañanas en su bruma maligna,
Es por esto que hoy he regresado a Barranco.
A recolectar algunos recuerdos de días felices.
Solo esos.
Los terribles se empozaron para siempre en una bóveda cerrada.
Solo yo tengo la llave de esa caja fuerte.
Los recuerdos felices los voy pescando con los breves rayos de sol que
aparecen.
Nunca me abandonan cuando los necesito.
Vienen solos con la luz única de este barrio querido.
Amigos fieles de Barranco.
Sus calles y olores.
Las demás viven encerrada en una caja sepultada en el fondo del mar.
Me aseguro cada cierto tiempo, que siguen fondeados.
Por continuar en la brega.
La lucha por escribir.
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