Escribo un poema y
de mis dedos sale sangre.
Putrefacta, guardada en lo profundo del alma
maquillada con una sonrisa falsa.
Cada día, disimulando el dolor.
Decir por ejemplo, comamos un helado
y ver la tristeza empozada en tus ojos.
Entonces callo y escribo.
Quiero cantar a los malecones, al mar
a este verano tórrido y
es solo sangre, oculta bajo la piel, las uñas.
Como decir esperanza cuando sé que tú sufres?
No te dejes morir, mi amor.
Pues entonces nos ahogaremos en un océano oscuro.
Tú y yo, irremediablemente.
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