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sábado, 26 de diciembre de 2015

Un vendaval me arrojó a las arenas de este desierto.
Tres días y sus noches caminé atontada buscando alguna casa o sitio de referencia.
Al cuarto día, asumí mi soledad y sentí el alivio de todo habitante de la ciudad , la libertad de no vivir bajo normas sociales ridículas. Desde entonces, me declaro un ser feliz , libre, y dueña absoluta de su cuerpo. Desnuda camino, copulo con los habitantes de un lugar lejano que me visitan con tal fin.
Nada mejor puedo pedir. 

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