Vistas de página en total

miércoles, 30 de diciembre de 2015

Mi hija, una desconocida, mi nieta, una niña extraña.
Yo, una intrusa en el mundo perfecto que construyeron.
No debí llegar jamás a romper el equilibrio entre ellas.
Una vez agotadas las sonrisas, debí marchar.
No debí viajar jamás. 

No hay comentarios: