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viernes, 23 de octubre de 2015

Extravío el rocío de tu cuerpo en las profundidades de mi ser.
Horado, , perforo con las uñas , penetro los poros aún húmedos ,
se resisten a devolver la llovizna . 
Mis dedos laboran prestos  y con las yemas recobro menudas garúas de elíxir dorado.
Queman mis dedos ,  y  remojo  mis labios turgentes con la lengua tu rocío salado y mi saliva.
Saboreo con deleite.
Valió la pena el esfuerzo.

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