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martes, 13 de octubre de 2015

Desde aquél día,
 aprendí a mirar el resplandor del sol por sobre las ventanas,
la luminosa claridad de los vidrios,
Las aceras iluminadas, 
y mi mente ardiente, 
creando ideas fugaces,
tan veloces que volaban 
hacia el espacio.
hacia un lugar desconocido 
y hermoso
donde yo era libre de bailar
de gritar y cantar 
como a mi me diera la gana
el tiempo que quisiera.

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