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miércoles, 29 de octubre de 2014

Y correr  hasta que los pies sangren, se despellejen pero huir de una vida aburrida enmarcada en prejuicios obsoletos, que impiden vivir con la intensidad de las mismas aventuras que emprendí con mi bicicleta siendo una jovencita divorciada , y con dos hijos.

A partir de entonces  conocí la vida desde todos los ángulos hasta convertirme  en la mujer libre y al fin , luego de mucho bregar , caíadas miles de  sufrimiento , raiciones y golpes fisicos
encontré la felicidad en mi tercer o cuarto matrimonio. Cuarto porque mi convivencia con Julián fue bendecida en una iglesia católica por dos curas, que el lunes siguientes colgaban los hábitos.
Descubrí que saltar la vida con garrocha es lo más inteligente, que la audacia y la voluntad así como el coraje me acompañaron siempre. Y bueno, Dios protegió cada acto extravagante o peligroso que se me ocurrió. Ahora puedo amanecer con una sonrisa dedicada a mi esposo cada día.

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