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viernes, 24 de octubre de 2014

A Leoncio,

Tú me envuelves en tus brazos,
cuando la angustia muerde mi garganta,
y sus dientecillos hincan furiosos mi cuerpo.
Tú proteges mis días oscuros  con garras de águila 
y  me llevas a volar hacia el infinito lejos del invierno.
Me regalas un cielo azul de fantasía 
aplacas mis miedos, con palabras dulces,
 cuando  no entiendo la vida.
Amansas mis miedos, velas mi sueño inquieto.

Tú me enseñaste la palabra amar con ternura,
y alegría,
Nos bastamos juntos para crear un mundo propio,
solo nuestro. 
Y solemos  romper en cascadas de risas,
 porque tú piensas
lo que yo pienso,
 solo mirarme en tus ojos limpios.

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