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viernes, 8 de abril de 2016

Emprendí mi marcha por el desierto por un imperioso deseo de estar sola.
escuchar  el silencio, el viento acariciando mi rostro, golpeándolo.
La arena entre mis dedos, mi cabellera ,  caminar desnuda,
las noches tachonadas de mil estrellas .
La libertad de ir sin un destino, escuchando las olas romper contra la playa.
El sol besando mi cuerpo.
Yo sintiendo renacer mi cuerpo de hembra al calor del camino.

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