Vistas de página en total

martes, 1 de septiembre de 2015

Tal catarata de palabras atrajo a  miles de hormigas a una hora poco usual para el ataque de los insectos y yo,
subiendo las empinadas escaleras de la sección farmacia del hospital público para locos,
,no soporté tanto sufrimiento y caí convulsionando, esperando así botar alguna hormiga.
Más no recuerdo.
Desperté en una cama tiesa al lado de muchas otras camas con mujeres que gritaban unas,
callaban otras y las benditas hormigas seguían subiendo por la pata de la cama.
Vino una doctora, le conté mi problema con estos insectos , me revisó los pulmones , y nuevamente receto un fármaco en un papelito blanco.
Yo casi no tengo familia,, no sé quien será mi visita ni comprará mi fármaco.
Mi marido partió hace años de viaje y aún no regresa. Ya perdí la esperanza.
Espero que mis vecinas me echen en falta. Las llamaré así les cuento mis historias que las hace matarse de risa.

No hay comentarios: