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sábado, 19 de septiembre de 2015

La mujer al costado mío patalea, berrea como una niña chica.
Pide una coca cola cero como si en ello se le fuera la vida.
Las señoras intentan calmarla por las buenas pero sin resultado y ceden,
Le dan la coca cola y ella se echa panza arriba como la niña que cree ser y la bebe de un tirón.
Una vez consumida la bebida, tira la botella hacia la playa sin el menor miramiento.
Las señoras de la playa corren tras ella rápidas y solícitas . No pueden permitir ensuciar el santuario, la playa de arena que las alberga, la duna que las contiene y las protege de todo mal.

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