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martes, 29 de septiembre de 2015

Desnuda, detecté unas manchas verdes en mi cuerpo.
Las froté vigorosa con una esponja.
No pude borrar esos visos verduzcos, morados,
rastros de tristezas pasadas.
Con una cuchilla , esas de afeitar, y buen pulso
rodeé cada mancha y como un cirujano las retiré. 
Guardé las manchas en un saco de arpillera,
Hice un nudo marinero.
A medida que caminaba, el saco en la espalda,
éste se hacía más pesado.
A duras penas llegué al malecón, 
Tomé impulso al borde del abismo y lo arrojé al mar,
Grité como una pagana, como una salvaje
feliz de ahogar aquellos rastros de unas penas pasadas,
pero que solo verlas en mi cuerpo , las recordaba.
 Sabía que ya en el mar , no volverían más.
Quizás serían otras penas , 
pero éstas ya estan en el fondo del mar, 

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