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domingo, 19 de abril de 2015

Al final de la tarde, Nina, Rocío y la doña eran tres mujeres que compartían los mismos sueños. Eran tres en un puñado firme como el de una mano.
Tres mujeres sin importar el rango político de la otra, las experiencias , que iban en pos del mismo proyecto político. Esta vez, Nina lo tenía cerca, lo podía casi acariciar. Mañaña saldrían las tres al alba hacia la cárcel municipal a visitar nada menos que al preso más famoso que dicha cárcel guardaba entre sus rejas. Nada podía salir mal.
Nina por la noche se acercó a doña Petronila a agradecer la sorpresa y sobretodo y pedirle rezar porque todo fuera bien. Tantas veces estuvo ella cerca de la revolución , y hasta tuvo que verlos muertos para darse cuenta que no era ese su momento.

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