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martes, 4 de octubre de 2016

Tú echaste mis miserias en cara
porque tú eres muy rica.
Yo callé, pues no tengo respuestas
ni soluciones a mi  pobreza.
Soy poeta, poseo una biblioteca envidiable
herencia de mi madre
poseedora, su vez , de una valiosa cultura.
Más tú no valoras nada de eso.
Si quieres ayudarme para ocupar tu tiempo,
no me opongo,
pero te digo que pobre no soy,
miles de libros me repiten a diario
lo rica y feliz mujer que soy.

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