Vistas de página en total

miércoles, 19 de octubre de 2016

Las tormentas del desierto son malvadas.
Uno nunca sabe cuándo llegan.
No avisan.
Se presentan en remolinos de viento con arena golpeando todo a su paso.
Yo sé cómo guarecerme en esos casos, tras una duna,
pero hubo casos en que se perdieron vidas y muchas veces los daños materiales 
son cuantiosos.
Yo no tengo nada que perder sino la vida y la ilusión de seguir adelante.
Ninguna tormenta me acobardará ni robará mis sueños.
Seré el ama de las arenas, la señora del desierto mío.

No hay comentarios: