María saludó con una sonrisa al domingo soleado .Era otoño y el sol alumbraba y alegraba como siempre.
Esperaría que L. saliera por la tarde para recorrer las calles de Magdalena. Subiría a la línea 9 , y a recordar aquellos tiempos locos , cuando era libre y audaz .
Ella había tenido una relación de amor con un gran actor
En un principio .la deslumbró, era carismático, encantador y su talento , inmenso .
La convivencia fue una fiesta , los primeros tiempos.
Ella en poco tiempo le sacó la máscara. Los actores la usan siempre. Hasta que la realidad deja ver al convenido que por más izquierdista que se proclamara, era un arribista.
Un defecto imperdonable en un artista. Era mediocre, y lo peor es que se jactaba de tener a su lado a una mujer de otro medio. La exhibía, la celaba. Era su trofeo.
Ella no tenía el menor prejuicio , era una alma libre, pero sus diferencias en educación y su escasa cultura , apagó los fuegos de una relación que tuvo sus momentos de intensa felicidad.
Con él, todo era intenso.
Las noches en el Wony, los paseos por los barrios, las fiestas patronales, Arguedas y el viaje a Puquio.
Cuánto en común, y cuanto en contra. El descubrimiento de un mundo distinto , la libertad de beber sin censura.
Era tan limitado ,que si ella servía un desayuno como comía en su casa, lee espetaba: Así comen los burgueses- Bien que le gustaba la vida cómoda, vividor ,revisaba los sobres de pago.
Una mañana apareció su madre en la oficina.
Suplicaba como una mendiga . Quería que le comprara una cocina. . Y esa misma manera de pensar que si ella provenía de un medio social , y económico, tenía la obligación de darles, mantenerlos
Reventó el castillo de fuegos negros cuando después de casarnos, con una ansiedad de parte de él, su madre , ebria gritaba a los cuatro vientos. Mi hijo se ha casado con la sobrina de un personaje mundial. No perdía la ocasión de gritarlo, siempre borracha , a gritos... María sentía vergüenza, no por ella pues se lo merecía, lo sentía por su padre-Usar su apellido para sacar a flote el arribismo y la mezquindad de esa gente.
Esto fue suficiente para iniciar sus planes secretos de fuga.
Pero aún faltaba lo peor.
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