Ana y el esposo de Alicia habían discutido hace meses por culpa de la locura de su mujer.
Ana no conocía de rencores pero tanto como L como Ana se como personas difíciles de olvidar.
Lo peor es que Alicia había armado una de las suyas, y la gran amiga y el esposo terminaron peleando por ella. Y Alicia reconocía su culpa , pero ellos se enemistaron. Al menos L. era radical en sus decisiones.
A pesar de todo, Ana y Alicia se tenían tal cariño y confianza que la amistad entre ellas prevaleció. Siendo la única culpable del lío, Alicia que en un rapto de vaya a saber qué, le pidió de vuelta , el juego de comedor regalado hacía meses.
Ahora, L. exigia que a todo sitio la acompañara la empleada, y no era cómodo para las amigas, ni para la pobre empleada que se dormía entre la charla de dos compinches.
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