Ya había tomado la desición de cambiar de siquiatra. El suyo, simplemente ya no la tomaba en cuente. Qué falta de humanidad, ética, decirle que ella en los momentos límites producía mejor. El sábado , Alicia tocó fondo y quizo tAlicia se consolaba mirando la caída de sol desde sus ventanales.
Se sentía mucho mejor de ánimo. Las calles se veían hermosas pintadas de amarillo.
La visita a su amiga, la había reconfortado de tal modo, que hoy se vistió por primera vez.
erminar con su vida, cortándose las muñecas. Cómo qué médico era ese, que no le importaba la paciente que le abrió la puerta a todos los pacientes ricos que ahora le pagaban fortunas. A la mierda, Alicia estaba decidida a asistir al Larco Herrera , atenderse con una siquiatra joven por 12 soles y comprar allí mismo su medicación a precios normales.
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