María hizo ayer un precioso paseo soleado a San Miguel. Quería ver a su vieja y querida amiga.
Hoy se atrevería a visitarla caminando y de paso llegaría a la Plaza de la Media Luna, sí a aquel lugar mágico desde donde vería el mar. Tal como lo recuerda, salvaje, libre, inmenso y rotundamente azul.
Se sentaría en la rotonda y desde allí miraría, como un minarete , solo suyo todo San Miguel. Ese precioso distrito donde fue tan feliz.Libre y ligera.
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