Alicia había intentado quitarse la vida.
Escuchó el portazo su esposo, sintió el peso de la soledad ahogando su garganta. No soportaría más a esa maldita que devora el alma, no tendría las fuerzas. Tomó las cuchillas de afeitar e inició el ritual. A medida que se rasgaba las muñecas por largo rato, sentía la llegada del alivio . Entendió entonces a las niñas que se cortan. Era un acto liberador.
A la primera gota de sangre, ella pensó que lo peor había pasado, Dejó las cuchillas, se arrodilló a rezar, Durmió luego.
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