María saltaba en un pié, casi de casualidad, mágicamente como solo Dios sabe hacer las cosas, el editor del poemario le escribía gracias al generoso corazón de un poeta muy querido.
En tres meses estaría listo un libro que ayer noche revisó. Se lamentaba que esos buenos poemas quedaran inéditos.
Y hoy por la mañana , en una página que no es la usual ve el mensaje, tan ansiado, que tenía tan pocas probabilidades de recibir. Paul amado tú me salvaste, te debo la vida.
Ahora volveré a revisar todos los poemas en drive, trataré y lograré pasarlos a Word pues la poesía es mi manera de expresar el lenguaje límite de mis estados anímicos más extremos. María había descubierto ayer que sus poemas eran buenos y su narrativa le había significado grandes satisfacciones. Cimarrona había logrado entrar en el mercado internacional y las críticas de los mejores diarios hablaban de un manejo preciso de las palabras y un hondo contenido humano. o algo similar.
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