María era temeraria hasta poner en peligro su integridad física.
Cómo amaba tentar al peligro, correr riesgos por el gusto de sentir la adrenalina corriendo por sus venas, el corazón a mil, la respiración acezante. El abismo y su seducción, los descampados,
los amigos marginales, aquellos que no podía llevar a casa, pero eran los mejores, su tribu, sus iguales.
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