Alicia sentía desde la aurora, al abrir los ojos, el virus de la tristeza, inundando sus venas.
Quería combatirla, buscar la razón.
Ella ya lo sabía . Era el cambio estacional y la estafa del editor, que no respondía y la había bloqueado de sus contactos.
Ella, a manera de estrategia leía y releía sus correos compromisos .Su marido la sabía leer muy pronto, El sentía unos celos enfermizos por el editor y su sola mención era motivo de una mala cara.
Qué impotencia, que tristeza la de tener los documentos , la persona dispuesta a ayudarla, pero sabía de la vanidad y soberbia de ese piurano y no quería tomar decisiones que luego lamentaría.
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