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jueves, 20 de marzo de 2014

   Alicia aprendió día adía con mucho dolor a vivir sin  los cuidados de Carla. En su lugar llegó Blanquita que era buena pero no tenía esa dedicación , ese fervor por cumplir con el trabajo.
Alicia desconfiaba  de su buen talante, la sentía falsa. Sin ningún motivo. Los ricos somos así, criticamos sin piedad ni pruebas y cuando a nosotros los más ricos nos ignoran , lloramos.
Ellas no pueden llorar, llevan en su alma el dolor, la angustia de no saber si sus  hijos están bien o han caído a una zanja en aquel cerro lejano.
Quien era ella para evaluar el trabajo de dos pobres mujeres que bajan cerros polvorosos para servir a un par de ociosos, de una loca que la llamaba y luego colgaba presa de una crisis de nervios? Y encima la grita por no haber salido a buscarla.
Blanca trataba de ganar su espacio, y la patroncita no tenía el menor respeto por los sacrificios que hacía su empleada  por cumplir en ir a pedir plata a casa de la tía. Iba , esperaba , recibía malos tratos de la empleada y así regresaba avergonzada de no haber podido traer el dinero La pobre trataba de agradarnos y nosotros la mandábamos a comprar mil veces .Y ella solo  sonreír y estar siempre dispuesta a los caprichos de Alicia y su marido, que gastaba todo su dinero del día en comprar bebidas gaseosas, dos cajas de cigarros y una caja entera de tranquilizantes, sí una caja entera.
Alicia era una niña grande , engreída que solo pensaba en ella, en su cuerpo. En sueños que se cumplirían por sus deseos. Vivía en un mundo especial solo suyo, fantástico para huir de esta realidad que la devoraba.
Quien se creía ella, tenía  los mismos prejuicios de  los ricos de juzgar por racismo. Vergüenza debería sentir ella y toda la recua de ricos que la rodeaban. La pena es que ella no era rica pero gastaba como tal, y sentía que merecía todo lo bueno, sin sudarlo.
La vida le estaba pasando  factura a Alicia y ella hasta ahora aguantaba el golpe inhiesta. Ella se crecía siempre en los tiempos más duros, en los terremotos, sacaba fuerzas pues las tenía hasta que su mente  le jugaba mal. Entonces directo a la clínica.

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