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martes, 18 de marzo de 2014

Insisto, la gente rica, aquella que jamás trabajó, que lo tuvo todo, no sabe, no conoce de necesidad. Ni sabe la humillación que significa verse en la necesidad de pedir, de reconocer no ser no tener, la urgencia de la necesidad es  diferente para ellos. Los ricos son de palo. Todo  lo trabajan sus abogados. Son inconmovibles como estatuas bellas de piedra, sin sentimientos, soberbios y egoístas, Así se pavonean y compiten en salones por saber quien tiene más , igual , quien vale más. 
Bueno, solo importan  ellos y sus hijos. Ni acaso los hermanos les interesa a no ser que signifique una mancha social , una vergüenza que ni todo su dinero puede ocultar.
Al final, mueren solos, o con sus enfermedades, sus eternos acompañantes, sin haber sentido amor, envenenados de calmantes para no sentir dolor,  sin haber movido un solo  dedo solo para peinarse y claro,  señalar a sus sirvientes donde pulir más.
La gente culta  , los escritores y poetas , no valemos porque no somos  ricos, A menos que  salgamos en Somos con una buena crítica , te miran hacia arriba. Clara , la hermana importa porque es muy rica, es líder de opinión y siempre es portada de las revistas sociales y las profesionales. Eso ellos lo valoraban como algo sumamente importante, estaba de moda. Ellos crearon ese término, estar de moda. Algo tan superficial, fugaz, caprichoso porque son ellos quienes imponen la moda , que sencillamente ya no suena ni pesa precisamente por su temporalidad breve.

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