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miércoles, 31 de agosto de 2016

Los asientos de los vagones son de cuero antiguo, azules y desde allí espío el ir y venir de Mirtha.
Su actividad es incesante. Me avergüenza estar aquí replegado, adolorido de un quehacer nuevo para mi. Ella lleva a su hijita en un brazo, el balde con agua en otro y dicta órdenes a sus hermanos . No conoce el descanso. Debe tener unos diecisiete años o menos. Ella tan avispada , tan dueña de si, ¿ quién fue el imbécil que la enamoró y la engañó ? No conozco aún los usos y costumbres de los poblados, pero sí veo que son las mujeres quienes llevan la batuta.

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