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lunes, 28 de marzo de 2016

Yo nunca estuve loca ni demente ni enferma.
Sufrí un apetito voraz por devorar las horas, los minutos, las noches. 
Era una ansiedad atroz por beberme la vida ,
sin saciarme nunca.
El ritmo incesante, trepidante de mis deseos por ser y hacer
me impedía dormir, descansar. comer.
Un día aciago me desplomé.

Yo nunca estuve loca ni demente ni enferma.

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