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miércoles, 9 de marzo de 2016

A mi paso radiante de soles, nadie se sorprende.
Si cobro los colores añil y celestes del cielo, sonríen.
Ellos saben que el sol y el cielo festejan la felicidad del forastero.
Destellante, entre arreboles me alejo riendo de pura alegría .

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