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miércoles, 16 de marzo de 2016

Cuando la mujer cubierta de arreboles se encuentra con su amante, el extraño ser,
torna en hembra furibunda de deseo, su desnudez, sus pechos destellan luces cegadoras,
el amante la envuelve en su cintura, ella araña su pecho anchuroso y se deja hacer hasta que 
sus entrañas hierven de un placer denso, pleno y bufa, como una sirena.

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