Toma las letras en la punta de la lengua.
Introducela en la cavidad de tu boca.
Forma palabras, juntando vocales y consonantes,
con ritmo, con sentido y cierta rima.
Que las palabras emerjan de tus labios prístinas,
como diamantes, afiladas y bellas como auroras.
Será el poema, luego.
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