Las noches càlidas me visita el maligno
A la misma hora, sin aviso.
Solo su olor a herrumbre de tierra hùmeda alerta su llegada.
Me toma entre sus garras.
Araño su pecho con furor
Abrazados uno al otro volamos del cielo al infierno infinito.
Por la madrugada solo quedan cicatrices de amor sobre mi piel.
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