Y digo avecilla,
pues devoraste,
quebraste mis huesos
los abriste de para en par,
escupiste fuera mi plumaje.
y bebiste mil veces de mi cuajo
- vino deleitoso a tu sed bíblica-
Ofrecí mi desnudez
a tus apetitos de redondeces,
de caderas fibrosas .
Me encadenaste al sonido portentoso
de tus entrañas
lenguaje expelido de diafragma
entonado por tus labios gruesos
apetencias sensuales en versos celestiales
de poemas cautivadores.
Venciste mi cuerpo,
derrotaste cada área de mi piel
hincaste dulce los sentidos,
solo escuchar la maestría
de aquellos poemas de amor
de locura y muerte
en tu voz de poeta.
frente al auditorium lleno,
pegada yo a tu cuerpo de gigante.
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