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jueves, 22 de enero de 2015

Ensabanada, 
enleñagada,
maldiciendo
 entredientes
enrollo mi cuerpo
entre las sábanas 
para detener el tiempo
un rato,
Es en vano.
Me ducho en agua helada
repto como un insecto
calzo mis zapatillas ,
 avanzo insecta, culebra, caimán,
hacia el gym.
Respiro profundo.
Es el único lugar 
donde soy ser humano, no insecto,
Sí  , combativa 
luchadora incesante
  contra la amenaza del globo inmenso
de carne, que seré , 
sino me pongo las pilas,
si no saco fuerzas de las entrañas
que son los huevos de las mujeres,
 y entreno  como un caballo de carreras,
antes que la maldita medicina,
me convierta en el guiñapo,
encebado, enlegañado, 
una bolsa de grasa,
- no soporto ni la idea- 
y redoblo el horario,
el ímpetu, las ansias
Una obsesión recorre mi sangre
y entreno por las tardes también.
Aún me miren raro las enfermeras.

 leo , entreno, y escribo
vuelvo a entrenar , obsesiva
ansiosa de matar la grasa,
tras el follaje perfumado,
de este sitio precioso,
 cerrado a cal y canto
como un convento.

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