Ensabanada,
enleñagada,
maldiciendo
entredientes
enrollo mi cuerpo
entre las sábanas
para detener el tiempo
un rato,
Es en vano.
Me ducho en agua helada
repto como un insecto
calzo mis zapatillas ,
avanzo insecta, culebra, caimán,
hacia el gym.
Respiro profundo.
Es el único lugar
donde soy ser humano, no insecto,
Sí , combativa
luchadora incesante
contra la amenaza del globo inmenso
de carne, que seré ,
sino me pongo las pilas,
si no saco fuerzas de las entrañas
que son los huevos de las mujeres,
y entreno como un caballo de carreras,
antes que la maldita medicina,
me convierta en el guiñapo,
encebado, enlegañado,
una bolsa de grasa,
- no soporto ni la idea-
y redoblo el horario,
el ímpetu, las ansias
Una obsesión recorre mi sangre
y entreno por las tardes también.
Aún me miren raro las enfermeras.
leo , entreno, y escribo
vuelvo a entrenar , obsesiva
ansiosa de matar la grasa,
tras el follaje perfumado,
de este sitio precioso,
cerrado a cal y canto
como un convento.
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