Esa rabia humosa
tiene vida propia,
decide cambiar de nombre,
descender hacia mis pies
vaciar mi pecho,
el estómago,
y en su camino
irremediable
instaurarse invernal
en mis zapatos.
en mis pasos,
Me acompaña ,
duerme, muere
día a día, a mi lado,
Prefiero el incendio hermoso,
pero sabes?
mis fuerzas son frágiles.
Gotas ácidas suben por mis piernas
las enredan torvas,
corroen mis huesos , mis pies
destrozan las fibras
de mis ganas.
La rabia cambia de nombre
y se llama pena.
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