El bocado grasiento engrosa
entre tus dientes.
- ni tu lengua de vaca se ve -
El bolo gordo,
enbolsa tus carrillos.
Masticas con todo el rostro,
con el cuello de toro.
Dilatas , enrojeces, hinchas,
como una bolsa punto de reventar
Resoplas animal,
pateas el suelo de placer.
tu boca , los dientes, destruyen, pugnan.
Eructas, toses, escupes
con saliva y dos dientes rueda al suelo
un pedazo formidable de carne rojiza,
intacta.
Ciego de gula buscas a tientas entre las cáscaras del piso.
A llevarte a la boca ese pedazo,
que será tu muerte.
Lo palpas, lo devoras con los labios mullidos ,
sucios de sangre, oscuros.
Toses, feliz de reconocerlo tuyo.
No cesa la tos , el ahogo,
te asfixias , no llega el aire.
No sueltas ese último trozo.
Golpean tu espalda
Levantas los brazos.
Caes sentado,
vencido por cataratas de ahogos,
Cargado por una muchedumbre
va el hombre al camposanto.
Su trozo de carne pegado a la boca,
su trozo de carne pegado a la boca.
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