Atada al perfume del follaje salvaje,
despierto ansiosa en mitad de las noches por ir a oler las flores.
Arranco de cuajo una mata.
( cuando nadie me ve )
La acaricio contra mi rostro,
las froto contra mis fosas nasales,
mi cuerpo entero se perfuma de la esencia bendita.
Y es una tibieza en la piel, una flojera
en los huesos ,
que los músculos se estiran solo por acercarme a la mata.
Cuelgo las yerbas en mi ventana.
Así la brisa marina, agudizará el olor bendito.
Adicta , ebria, del perfume adorado
Nada emprendo , nada pienso,
sino en seguir oliendo, el perfume de flores.
La fragancia de follaje salvaje domina la voluntad de los habitantes los pacientes.
Es por ello, pienso, en un rapto de lucidez ,
no intentamos huir de este lugar.
Estamos atados al perfume del follaje.
Aquél que cubre las rejas invisibles del encierro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario