Cuán impresionante es la belleza del follaje,
que nos cerca, nos limita, nos envuelve en su fragancia traicionera.
Aturdidos , embriagados , chillamos por una dosis mayor cada hora, cada día para mantener el paraíso artificial, la mansedumbre de los pacientes.
Nadie se da cuenta de la verdad.
Nadie sabe que la fragancia debilita la voluntad,
nos induce a un pesado sueño día y noche.
Convertidos en animales dóciles dormimos, comemos, nos medican,
y al pesado sueño una y otra vez .
Así se apaga el soplete de fuego en las entrañas,
la escasa fuerza que nos resta no es útil para protestar.
Soñé con una ráfaga de viento ,que me lance lejos de los muros,
Me senté a esperar la llegada de un vecino.
Por gusto esperé..
He de idear un plan maestro con la escasa masa encefálica,
que me resta.
Hasta para morir debo pedir permiso.
Hasta para lanzarme al abismo requiero una autorización.
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