Ante ti y tus hombres,
ante todo el pueblo vociferante,
retiro mi túnica de velos de tul
uno por uno,
me presento desnuda y humillada
ante tu presencia.
La cabellera sobre los hombros,
en actitud contrita ,
como la más humildes de tus siervas.
Mucho me has castigado.
mis huesos pugnan por escapar de mi carne,
que una vez fueron redondeces de melocotón.
Mi piel otrora de seda, es áspera ,
No poseo pan a llevar a la boca ni para mis hijos,
que son tuyos.
¿ Dime Sol, ante la plaza,
te he ofendido en tu honor?
cuál es la razón para tanto escarnio.
¿ Merezco acaso la amenaza de las aves de rapiña
rondando mi cielo?
Dime de una vez, por todas las estrellas y los luceros,
¿ Me desterrarás de este tu pueblo
y abucheada por la turba seré carne de los perros?
No conozco mi pecado más la condena la leo en tus ojos.
Seré degollada por mano propia, al igual que tus hijos.
Cuando cambies de opinión,
seremos tus hijos y yo, alimento de las alimañas.
La mala conciencia perseguirá tus días y tus noches.
Clamarás y nadie escuchará tus ruegos,
así como tú no escuchaste los míos.
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