Una  tarde cualquiera comenté un poema y 
 me vi envuelta en una relación pasional , adictiva sórdida con un desconocido.
Era ese tipo , con sus historias , sus miradas lascivas a mis senos duros ,  mis  ganas por succionar y aliviar mi dolor en los pezones,
 quien tornaba mi cuerpo en una suma de orificios sedientos  ,hambrientos, algo que yo desconocía hasta entonces. Era el goce profundo , lo prohibido , un  deleite total que me hacía  recorrer  el elevado firmamento  y descender al averno de los apetitos , clamados, ladrados como un animal, una hembra , una perra necesitada, atormentada por el goce intenso negado en el momentos
Y era mi raja en las nalgas duras,    el  orificio sexual nuevo con un con una nueva y sabia capacidad  para procurar un placer mucho más intenso y profundo . Y todos , vagina , clítoris y ano estallaban simultáneos  en tempestades convulsivas  que hacían estallar mi cielo consigo
  Era mi cuerpo,  un guiñapo, una suma de orificios, derramados en  lluvias en chorros  por entre mis piernas, por mi trasero hacia el suelo en un coro de  alaridos tal,  un descontrol físico, que temí , temí perderme en el viaje por la oscuridad magnífica  de los climaxs.
No dormía por las noches, me despertaba con el cuerpo afiebrado , las manos hurgando, hincando , explorando y entregada  completa buscar un resquicio nuevo al goce .
Un día aciago, discutimos, él escribió, yo te temo.
El muy imbécil temía el voltaje de mi placer  ,
que no era  el suyo, y así con la sencillez que iniciamos, se fue.
Nunca más volví a tener una relación de ese tipo con un desconocido. 
Aventura placentera,  conocer  el averno de los apetitos desesperados  y alcanzar  las estrellas, perderme  en el oscuro del firmamento del climax , en un descontrol furiosos , un quebrantamiento de la conciencia que yo también temí. 
El miedo, se cura, la cobardía , no
Yo puedo iniciar cualquier día una nueva sesión con otro desconocido.
Yo no sé, si él se atreva con todas sus frustraciones a desnudar sus temores ante otra real hembra como yo.