Aturdida por el calor, soñaba con un cielo azul infinito, en el cual me perdía entre las nubes.
Volaba , surcaba los cielos con maestría , bajaba en picada hacia el mar, tan intenso , como el cielo.
Emergía, y era libre, libérrima como un ave poderosa.
Así transcurren las horas más calurosas los pacientes de una casa de reposo.
Soñando imposibles bellezas, algunos durmiendo, otros maldiciendo.
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