Tus versos,
rocían
en la orilla mágica
de mis caderas,
el génesis,
de mi sol y sus profundas oscuridades.
Mis labios engrosan turgentes
y clamo palpitante por otra sílaba
urgente
que enrosque
mis pantorrillas,
los tobillos finos,
acaricie sabio mis pechos
el inicio de mi espalda
y alcance el sísmico, catastrófico
quebrantamiento de huesos,
su abertura de carnes,
y renazcan otra vez mis mieles
para tu goce
la piel rendida ,
revivida
a tu voz , Poeta de versos
portentosos.
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