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jueves, 1 de enero de 2015

Yo soy una  sencilla flor silvestre,
aquella higuerilla  nace y vive en los acantilados 
en las orillas mismas  del mar.
Soy una bendita  de vivir en un lugar de ensueño.
Otro más refinado no deseo.
Saben acaso cuanta calle recorrí en incursiones nocturnas
huyendo de la plaga de la soledad?
Cuántas paredes arañé con las uñas sanguinolentas  clamando a Dios por algo de paz?
Ahhh eso sí costó lograr. 
Y un hogar cálido que amo y cuido como a los rosales. 
Mi piel cuenta huellas moradas de aquellos tiempos de oscuridad.
Conozco a las de su raza sí, a usted  y la chiquita de labios verdes.
Sé perfectamente que apuran una   pared de concreto para asfixiar mi aliento,
Cuándo descubro la maldad,
respiro profundo
Estiro mis largas extremidades  de potranca,
y torno  ave alada,
 remonto vuelo hacia el infinito
Mi torrente sanguíneo resuena  como el mar
de semana santa.
A mi regreso libro salva muros de concreto ,
las paredes atrevidas.
Y quién se atreva,a dañar mi magnifica serenidad,
pisotear mi terraza al borde  del mar.
Morirá por su propia sangre.
Tan solo no mirar sus pupilas de iris amarillas,
 aquellas pieles brotadas de hongos verdes y humus.
para oler el rancio perfume de la enfermedad.
Uno a uno caen,  revolcados en el vómito envenenado de  su propio veneno.
Planeo entonces y arranco uno a uno  como   la yerba mala de mi jardín
.
Remonto vuelo  ligera  feliz recorro  mis barrancos
de belleza infinita,
preñada del poder de mis terraplenes,
de la brisa de mar que corre por mis venas.

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