Yo soy una sencilla flor silvestre,
aquella higuerilla nace y vive en los acantilados
en las orillas mismas del mar.
Soy una bendita de vivir en un lugar de ensueño.
Otro más refinado no deseo.
Saben acaso cuanta calle recorrí en incursiones nocturnas
huyendo de la plaga de la soledad?
Cuántas paredes arañé con las uñas sanguinolentas clamando a Dios por algo de paz?
Ahhh eso sí costó lograr.
Y un hogar cálido que amo y cuido como a los rosales.
Mi piel cuenta huellas moradas de aquellos tiempos de oscuridad.
Conozco a las de su raza sí, a usted y la chiquita de labios verdes.
Sé perfectamente que apuran una pared de concreto para asfixiar mi aliento,
Cuándo descubro la maldad,
respiro profundo
Estiro mis largas extremidades de potranca,
y torno ave alada,
remonto vuelo hacia el infinito
Mi torrente sanguíneo resuena como el mar
de semana santa.
A mi regreso libro salva muros de concreto ,
las paredes atrevidas.
Y quién se atreva,a dañar mi magnifica serenidad,
pisotear mi terraza al borde del mar.
Morirá por su propia sangre.
Tan solo no mirar sus pupilas de iris amarillas,
aquellas pieles brotadas de hongos verdes y humus.
para oler el rancio perfume de la enfermedad.
Uno a uno caen, revolcados en el vómito envenenado de su propio veneno.
Planeo entonces y arranco uno a uno como la yerba mala de mi jardín
.
Remonto vuelo ligera feliz recorro mis barrancos
de belleza infinita,
preñada del poder de mis terraplenes,
de la brisa de mar que corre por mis venas.
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