El mar cubrió tu cuerpo de roca.
Ese pesado cuerpo flojo,
que solo caminaba para exhibirse.
Y llegó el olvido.
No cometas el mismo error otra vez,
Muchacha,
no permitas que tu dueño
se enseñoree de tu voluntad.
Armaste una trampa digna
de una presidiaria a tus pocos años.
Quisiste hacerme enloquecer
y estoy loca.
Antes te descubrí,
sórdida y pérfida
envidiosa y perfectamente
maquillada de bondad.
Te vas a perder por calles nocturnas.
A desfilar entre los autos por unas monedas.
Triste destino el tuyo,
triste de quien traiciona y miente.
No descubro ni un ápice de
tu pesado cuerpo de roca,
inmóvil para oscilar y danzar.
Los rasgos borrosos de tu rostro.
El mar , su marea sabia te cubrió.
El olvido y la marea
Quisiste apertrechar municiones
de hechicería,
asuntos
de interés policial para comprometernos.
Una trampa con todas la de la ley.
Acaso ignoras que soy un ser de luz
y que las ánimas benditas
caminan un paso delante mío?
Aquél dueño tuyo te envió a hacer el daño
quedaste en evidencia,
muchacha tonta con aires de modelo.
Ahora desfilarás las calles nocturnas
del engaño.
Así lo quisiste.
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