Ante ti llegaré,
vestida castamente.
Más si fijas la vista allende las telas
notarás mis piernas largas,
bajo tensos, jóvenes músculos,
y una piel de seda ,
que clama por caricias.
Mis hombros redondos se desbarrancan
hacia unos pechos de miel ,
Fueron , son esos senos , mi perdición.
Culpables de apasionarse por los senos de otra mujer,
alguna vez.
Ellos contienen su propio corazón bermellón
entre las protuberancias erectas
de sus redondeces.
Aman, retozan , disfrutan del goce supremo
si se conoce de caricias sabias,
pacientes roces, lentos,
como quien crepita el fuego de una hoguera.
Una vez encendida,
seré tu asalto,
el gobierno de tu cuerpo,
atenazado entre mis piernas.
el rocío de mi pubis
en el tuyo,
la adoración mutua de cada sentido.
Mi boca donde más te guste
Extasiado, fuera de ti,
querrás poseerme .
Seré yo, diestra
quien diriga el ritmo de las bocas
hurgando profundidades,
oscuridades ,
oscilando orillas de caderas,
con sabor a frutas,
perpetrando humedales
olisqueando, sintiendo
al disfrute loco de mis senos,
tu cuerpo estampado al mío,
danzando juntos a la muerte ,
que es el canto a la vida,
en cenizas ardientes,
en lluvia fresca
a tus labios trémulos,
a tu cuerpo todo.
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